AMPLIARÁN ACCIONES POLICIACAS CONTRA GRAFITEROS
05 de Septiembre de 2011
No obstante que en el Distrito Federal la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal creó un área especial denominada “Unidad Graffiti”, para atender el problema de las pintas vandálicas y orientar a los jóvenes que las generan, el número de elementos que la conforman es insuficiente para atender esta problemática social, aseguró el diputado Carlos Augusto Morales López
El legislador presidente de la Comisión de Desarrollo Metropolitano de la Asamblea Legislativa del D.F. (ALDF), señaló que el Grupo Graffiti consta de aproximadamente 30 policías de diferentes grados y mandos, 5 unidades móviles que patrullan por las diferentes zonas de la ciudad, tratando de captar a los jóvenes en flagrancia realizando afectaciones a la propiedad privada o el entorno urbano propiedad del gobierno, para detenerlos y levantarles una ficha en un juzgado cívico, para que a su vez se les invite posteriormente a participar en las actividades que organiza la Secretaría de Seguridad Pública.
Debido a lo anterior, el diputado local perredista presentó un punto de acuerdo ante la Diputación Permanente de la ALDF, para exhortar al Secretario de Seguridad Pública del D.F., Dr. Manuel Mondragón y Kalb, para reforzar el programa “unidad graffiti”, en las 16 delegaciones políticas; así como contar con una coadyuvancia directa con los demás elementos de seguridad pública que patrullan la ciudad, a efecto de sancionar a los responsables y canalizarlos.
Morales López recordó que la “Unidad Graffiti” fue creada en el año 2000, debido a que empezó a haber un incremento muy fuerte de pintas vandálicas llamadas “graffiti”, sobre todo en colonias populares de la Ciudad de México que fue avanzando hacia la zona central.
Explicó que, para la mayoría de la gente los graffitis son indescifrables, son signos que sólo quienes están inmersos en estas pintas encuentran un significado, muchas de ellas funcionan como marcas o como un lenguaje secreto por el que se comunican bandas o grupos delictivos para realizar actos ilícitos.
Aunque si bien es cierto, dijo, pueden ser catalogadas como arte urbano, también lo es que la mayoría de estas pintas, rayones, signos etcétera, son actos vandálicos que afectan a las propiedades de los particulares así como del mobiliario urbano de la Ciudad.
Es por ello que al analizar este fenómeno social nos podemos percatar que se sigue expandiendo no como arte urbano sino como pintas que lastiman la imagen de nuestra ciudad generando una contaminación visual. Para los graffiteros cualquier espacio disponible es bueno, como son: los muros de las avenidas primarias y secundarias, fachadas de casas, puentes peatonales y vehiculares, bancas de espacios públicos, señalamientos viales, banquetas, anuncios espectaculares, etcétera.
Debido a lo anterior, recalcó que no es suficiente el número de elementos policíacos y de patrullas con que cuenta la Unidad Graffiti, para cubrir las 16 Delegaciones Políticas del Distrito Federal, en sus recorridos.
Por lo tanto, debe existir una correlación directa con los demás elementos de seguridad pública que patrullan la ciudad, con la finalidad de que al momento de detener en flagrancia a uno o varios jóvenes en una pinta ilegal dependiendo de las circunstancias de la detención sean canalizados al Ministerio Público correspondiente o a un Juzgado Cívico, todo ello dando parte a la Unidad Graffiti, para que se complemente el objetivo del programa.
Esta problemática social de imagen urbana catalogada como una forma de expresión y a su vez como un vacío legal, en el marco del derecho positivo mexicano, dependiendo de las circunstancias y el daño que se encuentren generando a la propiedad, puede caer en el supuestos de una falta administrativa o convertirse si se presenta denuncia, en un delito.