AUMENTO PAULATINO, PROVOCARÁ CAMBIOS SUSTANTIVOS EN POLÍTICA SALARIAL
02 de Noviembre de 2014
Pretender que aumente la productividad con trabajadores “muertos de hambre”, es una vergüenza, afirmó categórica la diputada local del PRI, María de los Ángeles Moreno, al expresar su respaldo a la iniciativa del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, para aumentar el salario mínimo a 82.86 pesos diarios y elevarlo, de forma gradual, a los 171 pesos.
“Es urgente elevar la remuneración de los trabajadores. Esto sí va a contribuir a elevar la productividad y la competitividad, porque además cuando crece el producto es lo que se distribuirá de manera equitativa”, señaló la legisladora, quien reconoció que la hora de hacerlo, ya nos rebasó.
“Yo creo que la hora ya se nos pasó hace largo rato, pero qué bueno que sea en este momento, hay que iniciar un camino de aumento paulatino pero sin pausa y provocar un cambio en la política salarial en general, porque el mínimo tendrá que incidir en los otros salarios, los profesionales, los burocráticos”, admitió.
Moreno Uriegas afirmó que modificar el salario mínimo al alza también puede ser un eje para cambiar el modelo económico actual que ya dio de sí hace rato, que mostró su ineficiencia y su ineficacia, especialmente en lo que toca a una realidad social justa y satisfactoria, que por supuesto el mercado interno no puede lograr.
Esa misma política económica impuesta desde el extranjero también ha fallado en cuanto al crecimiento sostenido y las crisis recurrentes, subrayó la presidenta de la Comisión de Fomento Económico de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF). El Banco Mundial, el BID, el FMI lo reconocen “y nosotros seguimos sin reconocerlo y sin hacer los cambios pertinentes”, lamentó.
Aseguró que México está fracasando en las áreas laboral y educativa, y si “fracasamos en eso, estamos fracasando en dos puntales de la economía y de la sociedad”. Dijo que es inconcebible que en esta política económica no haya existido el concepto real de distribución equitativa del ingreso y de la importancia del factor trabajo en el bienestar de los mexicanos.
Abundó que esa situación demuestra que “algo estamos haciendo muy mal, porque si crecemos muy poco, distribuimos casi nada y tenemos una delincuencia creciente, y a los maleantes a la vista y hay además impunidad y corrupción, ‘estamos fritos´. Cómo va a prosperar un país en esas condiciones”, enfatizó.
Calificó como “monstruosa” la pérdida de más del 30 por ciento del poder adquisitivo, así como los datos internacionales que señalan que México tiene la misma productividad que otros países, pero el mini salario se encuentra hasta abajo, lo cual, apuntó, no corresponde a una nación que tuvo una revolución social, que luchó justamente por las reivindicaciones de campesinos y obreros.
La asambleísta del PRI destacó que un salario contenido solamente permite “medio sobrevivir o casi morirse de hambre o migrar desde el campo, porque no existe ni la inversión ni la atención suficientes”.
Opinó que no hay justificación para seguir conteniendo las “minipercepciones”, como ocurrió en los años ochenta cuando se utilizó como una medida de emergencia ante la crisis económica. “Esta decisión de contener a como diera lugar el salario y usarlo como ancla de la inflación, se volvió estructural y perversa”, remarcó.
Por ello, María de los Ángeles Moreno expresó que no entiende que algunos líderes sindicales, no todos, estén en contra de una medida como aumentar el salario mínimo que vendría a dignificar la retribución y la vida de la mayor parte de las familias de este país.
Aunado a este panorama de los salarios mínimos, continúo, los jóvenes que se quieren incorporar al trabajo no encuentran cómo hacerlo. Ejemplificó que “con título en la mano, están vendiendo en algún mercado informal, y uno les pregunta ¿qué no eres abogado o qué no eres ingeniero? Sí, pero me va mejor aquí, aquí gano más”.
Finalmente, la ex presidenta nacional priista concluyó que en nuestro país se está incumpliendo la Constitución en su artículo 123 y la Ley Federal del Trabajo, que establecen que una persona y su familia deben satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, salud, vivienda y diversión.