DESIGUALDAD SOCIAL Y POBREZA LIMITAN EL APROVECHAMIENTO DE LA EDUCACIÓN
25 de Febrero de 2016
Boletín # 266
- Evaluar el estado de la educación antes de hacer propuestas al Constituyente
- Hay que definir metas en educación media superior
El derecho a la educación no se garantizará con el solo hecho de que quede contenido en el documento de la Constitución de la Ciudad de México, pues éste requiere de la implementación simultánea de políticas públicas para aminorar las desigualdades económica y social que padecen millones de personas.
En la mesa de análisis “El espíritu filosófico del artículo tercero de la Carta Magna ante la Constitución de la Ciudad de México” que se celebró en la sede de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), también se puso de manifiesto que el nivel socioeconómico de los estudiantes sí determina el grado de aprovechamiento de los conocimientos que proporciona el sistema educativo en todos los niveles y, a la vez, la oportunidad que tendrán éstos para incorporarse a la vida productiva.
Asimismo, se manifestó la necesidad de que se haga una autoevaluación de los programas que aplica la Secretaría de Educación (SEDU) del gobierno local con el propósito de que se dé continuidad a los que tienen resultados positivos y se desechen, modifiquen y actualicen los que no están cumpliendo los fines de mejorar no sólo la transmisión de conocimientos por parte de los maestros, sino también el aprovechamiento de los alumnos.
En cuanto a la educación media superior antes que nada hay que definir a dónde se quiere llegar, ya que en la Ciudad de México hay más de dos millones de jóvenes menores a 29 años que por diversas razones truncaron sus estudios; se registra una deserción de 20 por ciento en el primer semestre que imparte el Instituto de Educación Media Superior (IEMS) del Distrito Federal y del 40 por ciento en el segundo.
En su participación en la mesa que coordinó el diputado Juan Gabriel Corchado, coordinador de la Coalición Parlamentaria partidos del Trabajo, Humanista, Nueva Alianza (PT-PH,NA), Martha Luvia Sánchez, subdirectora de Primarias de la Secretaría de Educación (SEDU) del Gobierno del Distrito Federal, señaló que el garante de la filosofía del artículo tercero de la Constitución es el maestro.
A él que es quien transmite conocimientos y principios como tolerancia, equidad, libertad e igualdad hay que hacerles un amplio reconocimiento, y dotarlo de planes de estudio adecuados que le permitan centrar el objetivo de la educación en el proceso enseñanza - aprendizaje.
El profesor e investigador del Centro de Estudios y Docencia Económica (CIDE), Juan Espíndola Mata, resaltó que en tanto los dos objetivos de la educación son instruir a los individuos para el mercado laboral y proporcionar herramientas para cuestionar las acciones de gobierno y exigir la rendición de cuentas, el maestro interviene como máxima autoridad pedagógica.
Por su parte, Aurora Loyo Brambila, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM destacó la necesidad de evaluar lo realizado hasta ahora por la autoridad encargada de la educación en la Ciudad de México con el propósito de que en la Constitución queden plasmadas las políticas de éxito, ya que en los últimos años ha habido una preocupante discontinuidad.
Coincidentemente, Giovana Valentín Negrini expresó que el actual es un buen momento para hacer un diagnóstico del estado en que se encuentra la educación en todos los niveles, para que los preceptos que contenga la Constitución de la ciudad y los programas de política pública respondan a las necesidades de la población estudiantil.
En su momento, el director del IEMS del Distrito Federal, Ulises Lara López, propuso que en la Constitución la educación quede plasmada con una visión metropolitana dada la movilidad de estudiantes que existe con entidades periféricas.
Colateralmente, hay que convencer a los jóvenes interesados en cursar la educación media de que las opciones que ofrecen los subsistemas Colegio de Bachilleres (CB) y Colegio de Educación Profesional Técnica (CONALEP) son adecuados y de calidad, comparables a las preparatorias y los CCH de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y los centros de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Anotó que los estudiantes rechazados son quienes tienen como meta aspiracional ingresar a la UNAM o el IPN y desdeñan a otras instituciones por considerar que no están a la altura de lo que quieren.