Piden que el GDF apoye y difunda la “Feria del Elote 2016” de San Miguel Topilejo
27 de Julio de 2016
· Apoyar a los productores de nuestros pueblos es una forma de reconocer su trabajo, garantizar sus derechos y preservar las costumbres, aseguró Luis Alberto Chávez García.
Cada año, desde 1985, en el Pueblo de San Miguel Topilejo de la Delegación Tlalpan, se celebra la tradicional “Feria del Elote”, con el objetivo de comercializar la producción del maíz nativo. Este año se realizará del 13 al 18 de septiembre.
A pesar de que esta tradición se tiene desde hace 30 años, cada vez existe menos afluencia de visitantes a la feria y esto preocupa a los productores de la zona.
En este sentido, el legislador perredista y presidente de la Diputación Permanente de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Luis Alberto Chávez García, hizo un exhorto a los titulares de la Secretaría de Cultura, de Turismo, de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades, así como a la jefa delegacional de Tlalpan para que apoyen, promuevan, publiquen y difundan la celebración de la Feria del Elote.
El Gobierno de la Ciudad de México, tiene la obligación de apoyar desde todos los ámbitos: político, económico, social, turístico y cultural, para que la riqueza que los campesinos han preservado en torno al maíz como semilla nativa, se mantenga. Es una forma de reconocer su trabajo, garantizar sus derechos y preservar sus costumbres, además de brindar una mejor calidad de vida para sus familias, aseguró el diputado Chávez.
Resaltó que la delegación Tlalpan es la demarcación líder en producción de elote, misma que generó una derrama económica en 2015 de 18 millones 570 mil pesos, seguida de Milpa Alta, Xochimilco, Tláhuac y Magdalena Contreras.
Así mismo, al exhortar a sus compañeros legisladores, les recordó que los productores de maíz, además de luchar contra los embates del cambio climático, tienen que hacerlo contra los monopolios empresariales que los presionan para que modifiquen genéticamente sus cultivos. Sin embargo, los campesinos se han mantenido firmes en sus prácticas tradicionales de sembrado y conservación del maíz nativo, ya que atentar contra el significaría quebrantar la historia, identidad y dignidad de la cultura construida a lo largo de cientos de años.
