PODRÁN CINÉFILOS EVITAR PUBLICIDAD NO SOLICITADA
25 de Enero de 2015
Durante el año 2014 más de 25 millones de personas acudieron a alguna sala cinematográfica, en donde se presentaron 70 estrenos, como una alternativa para la recreación o esparcimiento. Sin embargo, al acudir a la hora establecida de la función se someten a un acto involuntario: son cautivos de anuncios comerciales de productos, de partidos políticos y hasta de programas televisivos.
Es notorio el interés del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) por exponer su publicidad en todos los rincones posibles de la ciudad. Tan solo el año anterior, el PVEM rebasó los 220 mil spots difundidos en radio y televisión de todo el país, además de espectaculares, internet, propaganda fija, móvil e invadiendo también las salas de cine.
Con ello, ha provocado provoca el efecto contrario, al invadir también el espacio de esparcimiento de las personas. El espectador queda indefenso, y debe tolerar ese espacio que representa un acto de molestia y que no se especifica previamente, advirtió el diputado Manuel Alejandro Robles Gómez.
Explicó que la publicidad en cine se caracteriza por disfrutar de unas condiciones ambientales y técnicas únicas que le permiten conseguir impactos publicitarios de máxima calidad: pantalla gigante, oscuridad, sonido estéreo, mínima saturación publicitaria y una audiencia cautiva, en reposo y expectante. Por todo ello, alcanza unos índices de notoriedad y recuerdo muy elevados y consigue transmitir muy eficazmente los mensajes. Sin embargo, la publicidad jamás piensa en la persona que acude al cine para otros fines, que no son el ver comerciales.
El integrante de la Comisión de Derechos Humanos informó que la Ley Federal de Protección al Consumidor indica en sus artículos 1 fracciones VI y VII que todo proveedor de servicios debe otorgar la información y facilidades a los consumidores para la defensa de sus derechos, y de ese modo evitar cualquier método comercial coercitivo.
En cambio, planteó que los cines evaden sus responsabilidades al obligar a los espectadores a ver publicidad no solicitada por el espectador, pues por cada función se utiliza en promedio entre 12 y 17 por ciento del tiempo en proyectar comerciales, que nada tienen que ver con el objeto de quien acude por el gusto al cine, y por lo cual se pagó un boleto.
“Se vulnera el derecho del espectador, al incluir en el costo del boleto un cobro implícito por observar comerciales no solicitados”, aseguró el legislador.
Por ello someterá a consideración de la Asamblea Legislativa la iniciativa por la cual se adiciona el artículo 36 de la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos en el Distrito Federal, a fin de que los boletos expedidos por las salas de cine especifiquen la hora exacta del inicio de la proyección de la película y, en su caso, la hora exacta del inicio y término del espacio publicitario.
“Hasta ahora se ha subestimado al espectador, y considero pertinente legislar para ampliar el reconocimiento de su derecho a tomar la decisión de si ver o no esos comerciales, que muchas veces generan el efecto contrario que se esperaba, pues causan molestia y saturación de imágenes alejadas del gusto por el cine”, comentó.