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POSICIONAMIENTO PARTIDO MOVIMIENTO CIUDADANO

POSICIONAMIENTO PARTIDO MOVIMIENTO CIUDADANO

17 de Septiembre de 2012

Con su anuencia señor Presidente la Mesa Directiva de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Señor licenciado Marcelo Ebrard Casaubon, Jefe de Gobierno de esta Entidad Federativa; Señores diputados y senadores; Señores magistrados; Señores gobernadores constitucionales y gobernadores electos; Compañeros diputados; Señoras y señores:

Acostumbro decir de manera inveterada que no suelo subir a una Tribuna sin una causa digna qué defender y no desciendo de ella sin la certeza del deber cumplido.

En esa virtud, no habremos de pronunciar en esta oportunidad elogios desmedidos que magnifiquen una obra de gobierno, más bien buscaremos lo que el gran Estagirita señaló como el justo medio, para darle a la obra de
gobierno realizada la dimensión exacta, el valor preciso que le corresponde en los 6 años que ha gobernado esta entidad el licenciado Marcelo Ebrard.

El tiempo por cierto perentorio, no habrá de permitirme ensayar un balance exhaustivo, por ello dejaremos a los amantes de la numerología, de las estadísticas, el verificar un exacto análisis de la magnitud de la obra realizada. Prefiero entonces entrar en la significación cualitativa de las tareas efectuadas por el Gobierno que hoy rinde su último informe ante esta representación
popular.

En esa virtud, habremos de recordar que en la Constitución de 1824 particularmente en el artículo 50, se le confería al Congreso de la Unión la posibilidad, la obligatoriedad de dónde ubicar al Distrito Federal, fue así que se
señaló como centro la Plaza Mayor y un círculo de dos leguas de radio para que en él se ubicaran los Poderes Federales.

El tránsito histórico de la Ciudad de México no siempre ha sido el mejor y el más propicio, tuvimos que vivir la dictadura feroz de Porfirio Díaz que cancelaba las aspiraciones de progreso de libertad, de democracia del pueblo de México, retirándole a principios del siglo XX la posibilidad democrática de elegir a sus cabildos.

Finalmente en 1928 se canceló la estructura municipal de la Ciudad de México para otorgarle a la misma un centralismo dependiente del Ejecutivo Federal que asfixiaba las posibilidades libertarias de la ciudadanía y de los habitantes de esta Capital. No fue sino en la última década del Siglo XX, cuando se abren nuevamente las importantes oportunidades democráticas para que los habitantes de esta entidad pudieran finalmente en una actitud democrática
elegir a sus gobernantes, determinar a través de la representación política, permitir elegir a quienes habrían de ocupar los cargos primarios de la estructura gubernativa de nuestra Ciudad.

He dicho que la tarea no ha sido fácil, y en esta virtud los esfuerzos realizados han significado un verdadero avance en el deseo de alcanzar la prístina ubicación que le corresponde al Distrito Federal en el ámbito de la República.

Por ello, yo distinguiría en la obra realizada los siguientes matices: Jules Renard decía que son unos insensatos quienes piensan en demeritar a la política, en menoscabar esta actividad trascendente, vital, prístina del ser humano. La política es la que nos permite establecer diálogos, negociaciones, conciliaciones, acuerdos para propiciar el mejor decurso de las aspiraciones del
pueblo de nuestra querida Capital.

La política en los términos de Benjamín Disraeli, darle a todos lo justo para vivir con decoro, y en esta actividad, en esta esencial, primordial actividad del ser humano, Marcelo Ebrard ha sido pródigo y generoso, es la política la que ha regulado la vida y el decurso de nuestra querida Capital.


Pero hay algo más: la democracia. Son igualmente reflexivos los que piensan que la democracia es el sistema político por el que únicamente llegan a los cargos públicos los que reciben la voluntad mayoritaria del pueblo. Si en este
concepto restringido entendiéramos a la democracia, no acabaríamos de
contemplar su exacta dimensión, su grandeza libertaria, el modo de vida, el sistema de vida que nos permite el ejercicio democrático, porque la democracia va más allá y es más amplia.

La democracia es, estoy de acuerdo, la manifestación de las mayorías en la elección de los cargos públicos, pero también, y quizás con igual magnitud, el respeto irrestricto a la manera de pensar de las minorías, las minorías que con sus principios y quizá con sus ideales pueden fortalecer el decurso genial de una verdadera convivencia en la que podamos alcanzar la justicia para todos, la equidad, la solidaridad y el respeto social, y en esta actividad el licenciado Ebrard ha sido puntual, y por qué no, también generoso.

Hay algo más, 34 designaciones a nivel internacional nos han permitido propiciar que en el mandatario que hoy rinde su último informe, se encuentra también una visión Universal, la misma que ha impregnado en el decurso y en
el desarrollo de nuestra ciudad.

Qué bien que esa concepción universal y humanista se ha visto reflejada en la obra de gobierno, y si no, pueden acreditarlo fehacientemente las mujeres que hoy como nunca alcanzan sus deseos de libertad y de participar en la obra de gobierno.

Los grupos vulnerables, tanto tiempo abandonados, que hoy con este gobierno han advertido que se les abren los horizontes para ser tomados en cuenta y para darles más y mayores oportunidades en el ejercicio del gobierno y en el
desarrollo de su vida personal.

Las personas con preferencias diferentes, que antes eran menoscabados por la sociedad y hoy con toda libertad pueden disfrutar, pueden atender su preferencia sin pensar en que serán menospreciados por una sociedad más entendida y más moderna. Es ésta la visión de una obra de gobierno. Es ésta
la labor de un funcionario que hoy se va.

Señor licenciado Ebrard:
No se duela por los meses y los años, que ya nos encontrará en el gobierno, porque estoy cierto que los hombres que van en busca de las montañas, de las grandes obras, conjuntamente con el pueblo, no se detienen a recoger las
piedras del camino.