Propone Elizabeth Mateos reformar la Ley de Salud Mental de la Ciudad de México
03 de Noviembre de 2016
· La diputada perredista presentó una iniciativa que obligará a las autoridades a impulsar acciones para identificar los factores que pueden alterar la estabilidad emocional de niñas, niños y adolescentes
La diputada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), Elizabeth Mateos Hernández, presentó hoy una iniciativa con proyecto de decreto para adicionar una fracción VII al artículo 20 de la Ley de Salud Mental del Distrito Federal, con el propósito de impulsar acciones que coadyuven a prevenir y tratar cualquier padecimiento que afecte la salud mental, psicológica, psiquiátrica y emocional de niñas, niños y adolescentes de la Ciudad de México.
En tribuna señaló que en la fracción VII de la referida Ley, se establece la obligatoriedad del Gobierno de implementar acciones que permitan identificar los determinantes sociales, ambientales, biológicos, psicológicos y otros factores de riesgo que podrían influir en los padecimientos como depresión, ansiedad, epilepsia, demencias, esquizofrenia y cualquier alteración de la salud mental en la niñez y adolescencia, con el propósito de atenderlos de forma oportuna y garantizar un sano desarrollo en la materia.
La presidenta de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables en la ALDF indicó que las acciones de salud pública, previstas en la iniciativa, contemplan minimizar riesgos inmediatos de males psicológicos, psiquiátricos, emocionales o trastornos mentales, a fin de salvaguardar los derechos de salud mental en las niñas, niños y adolescentes de la capital del país.
Mateos Hernández refirió que la propuesta atiende el contenido del Artículo 4º de la Constitución mexicana que instituye que toda persona tiene derecho a la protección de la salud, así como el interés superior de la niñez, que busca garantizar de manera plena los derechos de este grupo de edad entre los cuales se incluye la salud, alimentación, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral, principios que guían el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas enfocadas a este sector.
La también vocera de la fracción parlamentaria del PRD en la ALDF afirmó que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental de una persona, derivada del buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales, es un factor determinante para su bienestar y para el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales en el trabajo, la recreación y la convivencia.
Mateos Hernández expuso que de acuerdo con autoridades sanitarias, en México 8% de las enfermedades mentales corresponden al área neuropsiquiátrica; cuatro millones de personas padecen depresión; seis millones más tienen problemas relacionados con el consumo de alcohol; 10% de los adultos mayores de 65 años y más sufren cuadros demenciales; mientras que 15% de la población entre 3 y 12 años de edad padece algún tipo de trastorno mental o de conducta.
Asimismo, más de tres millones de personas son dependientes del alcohol; 13 millones son fumadores y 400 mil se reportan adictas a las drogas; 500 mil presentan esquizofrenia; un millón epilepsia y cinco de cada mil niños sufren retardo mental.
La diputada perredista mencionó algunos factores que podrían afectar la salud mental y que deben ser resueltos mediante políticas públicas, tales como la pobreza que genera mala nutrición, carencia de servicios básicos, marginalidad, acceso limitado a los servicios educativos y de salud, pues de acuerdo con diversos estudios, las familias de escasos recursos tienen una mayor prevalencia a sufrir depresión y trastornos de ansiedad, además, las y los niños que viven en pobreza se encuentran más expuestos a enfermedades, estrés y depresión.
Otro problema que afecta la salud mental, dijo, es el desempleo, pues quienes se encuentran en esta situación suelen mostrar hasta el doble de síntomas depresivos en comparación de los que trabajan. También citó la inadecuada atención a la discapacidad, a las y los adultos mayores, a la población indígena; la baja escolaridad que dificulta el acceso a la mayoría de trabajos profesionales y aumenta la vulnerabilidad e inseguridad, situación que también se asocia al trabajo infantil, pues la niñez que no va a la escuela no se prepara para el futuro.
Entre otros factores que incrementan el riesgo de problemas mentales que enlistó la asambleísta se ubican la violencia, falta de acceso a infraestructura básica y servicios de salud, abuso en el consumo del alcohol, embarazos adolescentes, la situación de calle que expone al uso de drogas, abuso sexual, prostitución, explotación y las enfermedades transmitidas por vía sexual, así como las dobles cargas de trabajo para las mujeres, derivadas de los nuevos roles sociales que incrementa la tensión y la incidencia de problemas mentales.