PROPONEN CREAR CERTIFICADO DE SALUD PARA ANIMALES DE CIRCO
04 de Noviembre de 2014
Por ser inadecuadas e insuficientes las leyes para la Celebración de Espectáculos Públicos y de Protección a los Animales, ambas del Distrito Federal, mismas que prohíben los circos con animales en la capital, el Dip. Rubén Escamilla solicitó ante el pleno de la ALDF reformar y adicionar algunas disposiciones de ambos ordenamientos de tal manera que se mantenga la prohibición de usar animales en carpas circenses siempre y cuando se carezca de los certificados de salud animal emitidos por las autoridades correspondientes.
El legislador Escamilla quien es secretario de la comisión de Preservación de Medio Ambiente de la ALDF propuso las modificaciones para que se mantenga la prohibición de utilizar animales en los espectáculos circenses (aprobada el 9 de junio pasado y publicada el 15 de julio pasado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal), cuando los propietarios no cuenten con los certificados de salud que respalden que la especie se encuentra en óptimas condiciones tanto físicas como de comportamiento para participar en eventos públicos, sea al momento de solicitar el permiso correspondiente o al momento de la celebración del espectáculo.
Y que en los casos en que a simple vista sea notoria la condición de maltrato, sufrimiento o cualesquiera otra condición contraria a un adecuado tratamiento del animal.
De lo contrario, la autoridad correspondiente se verá obligada a intervenir inmediatamente para prohibir el espectáculo.
En la tribuna de la ALDF y con el apoyo del gremio circense que se congregó en las escalinatas del palacio legislativo de Donceles y Allende, el Dip. Escamilla Salinas aseveró que ambas leyes son inadecuadas porque en consonancia con las encuestas que revelan que el 60% de la población en el Distrito Federal se inclina por mayor rigor en la regulación en materia de protección animal, frente al 37% que están por la prohibición.
El verdadero impacto debe verse reflejado precisamente en el impulso de dichas medidas que conlleven sanciones oportunas y eficaces para quien haga uso de animales que afecten su condición de ser viviente, ello sin afectar una actividad económica, ni privar del disfrute del espectáculo a los residentes de esta ciudad que acuden a los circos con el afán de ver a los animales sin que por ello puedan ser calificados como ciudadanos bárbaros o retrógados.
Ambos ordenamientos son insuficientes porque no se contemplaron las corridas de toros y peleas de gallos, cuyos procedimientos deprimentes de preparación previa a su uso y durante los espectáculos públicos es de todos conocidos y sin embargo la Asamblea Legislativa no se ha pronunciado en los mismos términos de prohibición ni de minimización por lo menos de los severos actos de sufrimiento a los que, según sus detractores, son sometidos.
“Coincido desde luego con quienes se pronuncian en contra de las acciones u omisiones lesivas a los animales; ratifico mi postura de que las prácticas obsoletas y denigrantes que se utilizan para el tratamiento de cualquier tipo de animal en el Distrito Federal deben desaparecer, pero sostengo que la regulación de todos los casos en los que se utilizan animales para entretenimiento se realice en el contexto de una ciudad para todos, donde múltiples intereses convergen, muchas veces quizás encontrados pero que permitan enaltecer el clima de tolerancia y respeto que solo una sociedad democrática como lo es la Ciudad de México debe practicar en la vida cotidiana.
Seguir en la construcción de una ciudad para los que están a favor y para los que no, para los que fuman y para los que no fuman, para los que gustan de la fiesta brava y los palenques y para los que no, para los que disfrutan los circos con animales y para los que no, es seguir siendo referente a nivel nacional en un marco de legalidad para todos en su conjunto, en un marco de protección y respeto a la vez”, aseveró.
Atendiendo los argumentos de maltrato, abandono, sufrimiento que según esto, viven los animales en los circos, la propuesta presentada pretende obligar a las personas físicas o morales que utilicen animales en los espectáculos circenses en territorio del Distrito Federal, acreditar ante las autoridades administrativas las condiciones de salud, seguridad y protección de dichos animales como requisito para la obtención del respectivo permiso, aplicando las sanciones que correspondan, inclusive en aquellos casos extremos en los que a pesar de contar con la certificación de salud animal, sea evidente el deterioro, maltrato o sufrimiento del animal, aunque sea leve.
