PROPONEN INSCRIPCIÓN EN HONOR A MÁRTIRES DEL 10 DE JUNIO
31 de Marzo de 2011
La diputada Valentina Batres Guadarrama presentó ante el Pleno de la ALDF, una iniciativa en la que se propone inscribir con letras de oro en el Muro de Honor de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal la leyenda "Mártires de 10 de junio de 1971".
Al manifestar las consignas “10 de junio no se olvida”; “Ni perdón ni olvido”, la legisladora del PRD expresó que presenta esta iniciativa en consideración de la conmemoración de los 40 años de la masacre de los estudiantes y como justo reconocimiento a nuestros jóvenes asesinados que luchaban por un México más justo e igualitario.
Declaró que de 1971 a la fecha, los distintos gobiernos pretenden que se pierda el contexto histórico de este hecho vergonzoso y doloroso de represión política.
Recordó que la marcha estudiantil partió de la Escuela Nacional de Maestros (ubicada en San Cosme) y que a la postre a unas cuantas cuadras de haber avanzado fue salvajemente reprimida por el grupo de choque paramilitar promovido desde las esferas del poder bautizado como “Los Halcones”.
Agregó que a lo largo de todos estos años se ha hecho énfasis en la responsabilidad material e intelectual de estos hechos de Alfonso Martínez Domínguez y a Luís Echeverría Álvarez, quienes fueron sentenciados como los responsables históricos de esta página de terror y muerte.
Sin embargo, subrayó, es necesario no olvidar cuál fue la causa que originó y motivó esta protesta estudiantil.
Dijo que en 1971 se originó un movimiento estudiantil en la ciudad de México en solidaridad con los universitarios de Nuevo León, donde el gobierno federal intervino en su Ley Orgánica Universitaria, destituyendo a su rector para imponer a un militar, al coronel Treviño Garza, lo que favoreció que la inconformidad creciera y se desbordará el marco local.
“Del pronunciamiento solidario con aquel movimiento por parte de los Comités de Lucha de la mayor parte de escuelas del Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Nacional Autónoma de México, surge la propuesta de hacer una gran manifestación en la Ciudad de México”, indicó.
Comentó que la tarde del 12 de junio se reunieron más de 10 mil personas para participar en la manifestación que inició en el Casco de Santo Tomás, y se dirigía a la Avenida de los Maestros, en donde en dos ocasiones fue interceptada por granaderos quienes, finalmente, dejaron libre el paso a un costado de la Escuela Normal.
Abundó que la marcha continuó hacia la calzada México-Tacuba (prolongación de San Cosme), en donde se encontraban parapetados centenares, quizás más de mil halcones dispuestos a reprimir y a detener de cualquier forma a los estudiantes.
Señaló que la manifestación fue cercada y centenares de estudiantes fueron baleados, decenas de ellos muertos por las balas disparadas por los halcones, grupo paramilitar patrocinado y cobijado por el gobierno de Echeverría.
Al otro día, expuso, el gobierno de Luís Echeverría, con todo cinismo, difundió la versión de que lo sucedido en San Cosme fue un enfrentamiento entre jóvenes de distintas corrientes ideológicas y no hubo muertos.
Apuntó que el 10 de junio de 2002, ante la Fiscalía Especial que fue creada ex profeso, Jesús Martín del Campo presentó la primera denuncia de hechos de la masacre del 10 de junio de 1971. Más adelante, hicieron lo mismo Raúl Álvarez Garín, Pablo Gómez y Oscar Luís Argüelles, entre otros compañeros víctimas y ofendidos.
En todas las denuncias, añadió, dicha masacre es considerada como un crimen de Estado, ya que son responsables de la misma los más altos funcionarios del gobierno de aquel entonces.
Pese a todos los esfuerzos, detalló, en julio de 2004, la Fiscalía Especial solicitó a un juez que obsequiara orden de aprehensión en contra de Luís Echeverría Álvarez por considerarlo responsable de la masacre del 10 de junio de 1971. El juez, sin leer el voluminoso expediente, la negó alegando prescripción. La Suprema Corte de la Nación se convirtió en cómplice y encubridora de Luís Echeverría Álvarez
Por todo lo anterior, Valentina Batres consideró que era necesario otorgar un reconocimiento a los caídos del 1º de junio de 1971, por ello su propuesta de llevarlos a los muros de honor de la ALDF.